Damas
de Blanco durante los arrestos cada domingo /Foto Angel Moya Acosta
La Declaración
Universal de los Derechos Humanos cumplió este año el 70 aniversario de su
creación. Cuba, que fue uno de los países inspiradores de ese texto, tiene
todavía por delante un largo trecho que andar en el cumplimiento de esa tarea.
Siete décadas
después que los delegados de 56 gobiernos aprobaron en París la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, sus postulados son todavía una
quimera en un buen número de países.
La Declaración que
surgió ese 10 de diciembre de 1948 fue adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), tras años de un arduo estudio,
múltiples reuniones, debates, decenas de borradores y enmiendas.
En ocasión de este
70 aniversario la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle
Bachelet, destacó en una declaración que desde su aprobación, la Declaración
“ha servido de base a innumerables transformaciones positivas en la vida de
millones de personas en el mundo entero y ha influido en unas 90 Constituciones
nacionales y numerosas leyes e instituciones nacionales, regionales e
internacionales”.
“Pero, 70 años
después de su aprobación, la tarea a la que la Declaración Universal de
Derechos Humanos nos convoca está lejos de haber terminado. Y nunca concluirá”,
concluyó Bachelet.
En el ámbito
internacional de derechos humanos Cuba tiene tres compromisos pendientes con Naciones
Unidas:
Cuba no ha
ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ni
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
ambos firmados el 28 de febrero de 2008.
Tampoco ha firmado
la Convención Internacional sobre la protección de derechos de todos los
trabajadores migratorios y de sus familiares, ni el Protocolo facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Además, la
dictadura comunista cubana no es signataria del Estatuto de Roma, el instrumento
constitutivo de la Corte Penal Internacional. Que fue
adoptado en la capital italiana, el 17 de julio de 1998, durante la
"Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre
el establecimiento de una Corte Penal Internacional".
En su más
reciente informe 2017/2018 sobre la situación de los derechos
humanos en Cuba, Amnistía Internacional describe así la
realidad que la dictadura comunista ha impuesto a los cubanos.
“La detención
arbitraria, los despidos discriminatorios de empleados y empleadas estatales y
el hostigamiento de trabajadores y trabajadoras por cuenta propia seguían
empleándose para silenciar las críticas. La censura persistente tanto en
Internet como fuera de la Red debilitaba los avances en materia de educación.
Cuba continuaba básicamente cerrada para los mecanismos independientes de observación
de los derechos humanos”, afirmó AI.
El informe de AI es
uno de varios documentos sobre el tema en relación con Cuba elaborados a lo largo de
2018 por organizaciones internacionales como Human Rights
Watch, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Reporteros Sin
Fronteras y la Sociedad Interamericana de Prensa, entre otros, donde se
reiteran las denuncias a las violaciones de los derechos por régimen comunista
cubano.
Organizaciones no
gubernamentales que monitorean la situación de los derechos humanos en Cuba,
dan cuenta cada mes de los arrestos con marcados motivos políticos y las actos
represivos que enfrentan los opositores en la isla.
La Comisión Cubana
de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), con sede en La Habana,
difunde en su sitio web el
trabajo de monitoreo que realizan sus activistas dentro de Cuba.
En su último
informe correspondiente al pasado mes de noviembre la CCDHRN reporta 247
detenciones por motivos netamente políticos, una cifra superior a la registrada
en el mes de octubre, de 202 arrestos.
La CCDHRN dice
tener "certeza de que son muchos más los casos de arrestos u otras formas
de hostigamiento que no pueden conocerse de inmediato debido a la opacidad con
que actúan las fuerza represivas y al carácter cerrado del régimen
totalitario".
Un monitoreo
similar, utilizando sus fuentes en la isla, realiza desde Madrid el Observatorio
Cubano de Derechos Humanos (OCDH) que reportó al menos 210 detenciones
arbitrarias realizadas en el mes de noviembre.
"Los arrestos
impidieron la asistencia a reuniones convocadas por el propio gobierno sobre la
reforma constitucional. Además, pretendían silenciar la libre expresión de
personas que exhortaban a votar “no” en el próximo referéndum (sobre la
Constitución). También fueron reprimidos, con detenciones incluidas, los
intentos de (promover el “no” en algunas iglesias cristianas", dijo el
OCDH en su sitio web.
Desde Miami,
la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC) promueve
y ofrece asistencia en materia de derechos humanos a los cubanos dentro y fuera
de la isla.
A raíz del
conflicto con los médicos cubanos que trabajaban en Brasil, la FDHC reveló que
desde el pasado año ha investigado y recopilado "evidencias sobre la Trata
y Tráfico de Personas por parte del gobierno cubano con el Programa Más Médicos
(Mais Médicos). Dicha práctica expresa una modalidad moderna de esclavitud en
la que miles de ciudadanos cubanos vienen siendo "exportados" por el
régimen con la complicidad de otros gobiernos y organizaciones
internacionales".
En una nota de
prensa publicada en su sitio web la
FDHC informó que ha otorgado "desde hace diez meses,
apoyo legal a aquellas víctimas que decidieron reclamar una compensación
denunciando ante los tribunales a los autores, cómplices, encubridores y
facilitadores de este crimen internacional".
Un gran número de
grupos de opositores, con mayor o menor capacidad organizativa, participan
igualmente dentro y fuera de Cuba en el monitoreo y defensa de los derechos
humanos en la isla, y en muchas ocasiones sus líneas de acción se mezclan entre
la militancia política y el activismo cívico. Pero un recuento exhaustivo de
cada uno de ellos, superaría los límites de este reportaje.
En la larga
contienda sostenida por los cubanos durante 60 años contra la dictadura
comunista, el movimiento de derechos humanos ocupa un lugar relevante y de
características únicas.
Los
orígenes del movimiento de derechos humanos en Cuba
La creación de
organizaciones cívicas y no violentas, como método de lucha, no tiene
antecedentes en la historia de Cuba durante el período republicano
precastrista, ni mucho menos tampoco durante el de la colonia y las guerras
independentistas.
El referente
histórico de ese proceso en la isla hay que buscarlo en movimientos similares
originados en los países de la Europa Oriental, dominados entonces por el
comunismo soviético, así como en la propia Unión Soviética.
Fue dentro de este
contexto que se comenzó a incubarse el Comité Cubano Pro Derechos
Humanos (CCPDH), que cumplirá por estos días 42 años de existencia,
durante los cuales el movimiento disidente ha recorrido un inédito y complejo
camino de logros y fracasos, pero siempre hacia adelante en el proceso de
democratización del país.
El CCPDH se fundó
formalmente el 28 de enero de 1976. Sus organizadores quisieron que la fecha
coincidiera con el aniversario del natalicio de José Martí.
El grupo se creó
bajo la dirección de Ricardo Bofill Pagés y un reducido grupo de colaboradores,
ex presos políticos, todos procedentes de las filas del antiguo Partido
Socialista Popular (Comunista), -Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez
Santacruz, Edmigio López Castillo y Enrique Hernández Méndez --, quienes
buscaron y encontraron el respaldo de una respetada figura revolucionaria de la
época para su audaz proyecto: Marta Frayde.
Obstetra de
profesión, Frayde fue una incansable activista por el adecentamiento de la
república, amiga personal de Castro, y fungió como embajadora de Cuba ante la
UNESCO en París hasta que renunció al cargo y regresó a La Habana, alarmada por
la creciente represión política de la revolución devenida en dictadura
marxista-leninista.
De aquella reunión
formal, en su casa del reparto habanero de El Vedado, surgió el primer
comunicado de prensa del CCPDH, que la propia Frayde entregaría a varias sedes
diplomáticas y que se encuentra en los archivos de la Comisión de Derechos
Humanos de Naciones Unidas en Ginebra.
Meses después
Frayde fue arrestada y condenada a 20 años de cárcel, acusada de ser agente de
la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Salió al exilio en España en 1979.
Hace una década, al
conmemorarse el 60 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, Bofill reflexionaba así sobre el tema, durante un taller celebrado en
la Universidad Internacional de la Florida.
La
institucionalización del CCPDH en 1976 no fue un acto improvisado, ni el
resultado de una decisión entusiasta. Había sido la culminación de un proceso
iniciado en 1967 en las cárceles, cuando Bofill y López cumplían condenas bajo
cargos de ''diversionismo ideológico'' en una causa conocida como La
Microfracción, en la cual fueron involucrados varios antiguos militantes de la
Juventud y el Partido Socialista Popular.
Durante ese período
en la prisión, la colaboración del abogado Aramís Taboada resultó de
trascendental importancia. Compañero de la época estudiantil de Castro, Taboada
estaba preso junto con un grupo de jueces y altos funcionarios del poder
judicial bajo supuestos cargos de corrupción y facilitó a la CCPDH importantes datos
sobre juicios políticos fraudulentos, que los activistas hicieron llegar a
Naciones Unidas en Ginebra.
La creación del
CCPDH abrió una nueva etapa en la lucha contra el castrismo. Los movimientos
subversivos internos habían sido liquidados por el régimen y la opción cívica,
abierta, en favor de los derechos humanos que planteaban sus partidarios,
parecía cuando menos una utopía.
El movimiento de
derechos humanos, que nacía con el CCPDH, descorrió la cortina de silencio y
anonimato en que había quedado sumida la oposición anticastrista.
Incluso el propio
régimen se tuvo que enfrentar a un discurso y una acción opositora muy
diferente a la que había combatido hasta entonces. En ese sentido fue un reto
para todos los sectores implicados en la política nacional.
Cuando en abril de
1980 se producen los sucesos de la Embajada del Perú y el consiguiente Exodo de
El Mariel, el régimen encarcela de nuevo a Bofill y López, así como a Rivero y
Sánchez, bajo diversos pretextos, relacionados con el cargo común de ``conductas
antisociales''.
Es precisamente, en
ese período de dos años, dentro de la prisión del Combinado del Este en La
Habana, cuando el CCPDH se fortalece. Se organiza mejor dentro de la prisión,
establecen contactos con otros disidentes en las calles y se establecen canales
secretos para enviar denuncias y comunicados que llegan a los medios de prensa
en el exterior y a organismos como Amnistía Internacional.
En el Combinado del
Este se amplían también los contactos entre estos activistas de derechos humanos
y varios integrantes del denominado presidio político histórico, entre ellos el
ex comandante rebelde Ramón Guin Díaz, Alfredo Mustelier Nuevo, Ernesto Díaz
Rodríguez y el ex combatiente del Moncada y expedicionario del Granma, Mario
Chánes de Armas.
Otras figuras más
jóvenes encarceladas en el Combinado, procedentes también de la nueva
disidencia, se incorporan al CCPDH, como es el caso de Ariel Hidalgo, quien
jugó un importante papel en la consolidación del movimiento de derechos
humanos.
Fue durante esa
etapa cuando el CCPDH se nutrió con figuras políticas, intelectuales y
simpatizantes de otras corrientes opositoras del país, como Gustavo y Sebastián
Arcos Bergnes, Jesús Yánez Pelletier, Oscar Peña, Tania Díaz Castro, Samuel
Martínez Lara, Reinaldo Bragado, Roberto Bermúdez, Rolando Cartaya, Hiram Abí
Cobas y Pablo Llabre Laurel, entre otros, al mismo tiempo que comenzaron a
constituirse comités de apoyo en el exterior.
Entre los varios
factores que contribuyeron a ese fortalecimiento está la creación de Radio
Martí en 1985, la emisora oficial del gobierno estadounidense con una
programación destinada a Cuba.
En un régimen donde
la voz de la oposición no había tenido hasta entonces resonancia nacional, los
activistas de derechos humanos comenzaron de inmediato a utilizar sus programas
para divulgar sus denuncias.
Es así como el 5 de
febrero de 1988 Radio Martí transmite por primera vez una entrevista grabada en
La Habana a un grupo de dirigentes del CCPDH. Se trata de una ''mesa redonda'',
titulada Coloquio en La Habana, dirigida por Rolando Cartaya. En el programa
participan Bofill, Bragado, Díaz Castro, Eddie López, Raúl Montesinos y Rafael
Saumell.
En su libro La
Fisura, apuntes para una historia del movimiento de derechos humanos
en Cuba, el escritor Reinaldo Bragado, fallecido
prematuramente, deja constancia también de esa colaboración, al referirse a un
artículo suyo, "Una misa en busca de su ceiba", fragmentos
del cual la emisora Radio Martí transmitió hacia la isla en el programa "Los
Derechos Humanos al día", del periodista Jorge Ríopedre, constituyendo
el primer documento periodístico redactado en Cuba que la emisora difundió
hacia Cuba.
Aunque los
principales dirigentes del movimiento de derechos humanos de Cuba han tenido la
precaución de archivar y catalogar documentos, comentarios y artículos
periodísticos que recogen su desarrollo a lo largo de estos 42 años, buen
número de los cuales han sido reseñados por este autor, es imposible resumir en
un análisis periodístico un proceso tan complejo.
Esa es una tarea
que corresponde a los historiadores.
En las últimas
cuatro décadas han surgido en Cuba decenas de grupos cívicos y de derechos
humanos. De todo signo y color político. La mayoría sin una militancia masiva,
que en ocasiones intercambian liderazgos y títulos.
Algunos han querido
ver en tal diversidad una fragmentación inútil de la oposición. Otros apuntan
al quehacer de los servicios de inteligencia que han utilizado todo el arsenal
disponible para obstaculizar el desarrollo del movimiento opositor.
Quizás nada defina
mejor el camino recorrido por el movimiento de derechos humanos y la oposición
interna, que las notas publicadas por Bragado, en La
Fisura, que reúne importantes documentos para la historia de ese
proceso y su reconocimiento nacional e internacional:
``Ha
sido difícil conseguir este reconocimiento pero, una vez conseguido, entra a
formar parte de una nueva realidad. La correlación de fuerzas entre el gobierno
y la oposición sigue a favor del gobierno aunque también sigue cambiando, lenta
pero inexorablemente, a favor de la oposición. La lucha por hacer cada vez más
visible la oposición de la isla sigue teniendo una importancia decisiva'',
comentó Bragado.
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